INTRODUCCIÓN
Autor: Eduardo Tamayo Aguirre DNI: 15.868.757E
RELATO HISTORICO NOVELADO
Estamos ubicados en el siglo X. Corría el año 997 después de Cristo y una comitiva enviada por el Conde Sancho García de Castilla llegaba a un valle de la región de La Bureba a través de la calzada romana que se utilizaba para acceder desde las tierras de Castilla hasta los puertos del mar Cantábrico (desde Pancorbo a Santander-Bilbao) y se acercaba a una fortificación situada en la ladera de los montes Obarenes y Montes de Oña, que constituía el último bastión antes de la entrada en la Comarca Norte a través del desfiladero que había sido horadado con el paso del tiempo por el río Oca.
El camino recorrido a lomos de caballo y con las armaduras pesadas habían hecho dura la jornada. Los árabes-sarracenos realizaban incursiones frecuentes y el viaje no era seguro.
Las gentes del lugar contaban que un abad llamado Vitores había sido apresado en las cercanías por uno de estos grupos, y que persistiendo en su intención de evangelizar a los moriscos y no queriendo renegar de su doctrina, fue decapitado (hoy endía se sigue dando culto a este martir en la ermita rupestre que él utiloizó com habitación y capilla.
Y se dice que incluso después de muerto, con la cabeza en las manos, continuó predicando para convertir a aquellos infieles, sus ejecutores.
(Posteriormente a San Vitores se le levantó una ermita en el lugar, cerca de donde pasaba en estos momentos nuestra comitiva).
Imagen de San Vitores
Al atardecer avistaron a lo lejos la edificación protegida por el ocaso. El viaje tocaba a su fin y sin contratiempos. Nuestros personajes se relajaron y cambiaron bromas alusivas a su viaje, su tensión y la noche a cubierto que les esperaba.
Ruinas de las Torres de Tamayo
Atravesaron el río Oca y siguiendo su ribera, se acercaron a la ladera rocosa que sustentaba en su dureza una fortificación.
Se trataba del Castillo de Tamayo o también conocido como las Torres de Tamayo.
- Turu¡ Turu¡
- Ah del castillo
- Quién va¡
- Soy el Infanzón Gomez Díaz y vengo en son de paz
-Me envía el Conde Sancho García de Castilla para hablar con el Señor del Castillo.
A continuación mostró su estandarte y arrimó sus antorchas para ser reconocido.
Vista la enseña desde el Castillo y comprobado el séquito y el pasaporte que presentaron los caballeros, fueron abiertas las puertas del Castillo de Tamayo.
Una vez en su interior, se personó el Caballero Infante que encabezaba la comitiva ante el Señor del Castillo y dijo:
- Mi Señor, soy el Infanzon Gomez Diaz. Me envía el Conde Sancho Garcia de Castilla, hijo del Conde Garcia Fernandez, para poner en su conocimiento la intención que tiene de crear una fundación y construir un Monasterio en esta zona para residencia de su hija Trigidia.
- Para ello necesita de su inestimable colaboración y aportación para adjuntar tierras necesarias de su Señoría para la consolidación de su proyecto.
- A cambio le ofrece su colaboración y protección y le invita a la construcción de la fundación del Monasterio de San salvador de Oña
Iglesia del Monasterio de San Salvador de Oña
Fueron estas las circunstancias y hechos que posteriormente hicieron posible la construcción del Monasterio de Oña, en cuya documentación, fervientemente guardada, encontramos el primer testimonio documental de la existencia de las Torres de TAMAYO:
Referencia documental: Archivo Histórico Nacional.- D.P. de Oña.- carp 269, num. 5, 120 x 260 mm(“Colección Diplomática de San Salvador de Oña” de Juan del Alamo, tomo I (822 a 1284):
Primera fecha de referencia histórica: siglo X, año 967 después de Cristo. Dice:
La primera noticia que se tiene de la villa de Oña, se obtiene a través de las fuentes musulmanas. En el año 934 los ejércitos de Abd-er-Rahman III van a protagonizar una de las mayores razzias en territorio castellano, así junto a estos avanzaban un gran contingente de hombres cuya finalidad es la destrucción de cosechas, tala de árboles frutales y vides, así como el incendio y saqueo. Este ejército llegará a Oña y allí según los documentos musulmanes destruirán un castillo y un monasterio.
En el año 950 Fernán González dota de fueros a la villa. Con fecha del año 967 aparece datado un diploma por el cual Doña Eldora al entrar de monja en el monasterio de San Juan de Cillaperlata concede al abad Ovidio y a dicho monasterio el lugar de Sorroyo (posteriormente se quedó reducido a una simple granja de San Salvador de Oña, de cuya villa dista unos dos kilómetros, junto al lugar de Tamayo) el cual se encuentra en el alfoz de Onie.
A continuación, conseguimos esta segunda referencia, aun del siglo X a. de C.: martes 7 de marzo del año 993:
“Los hermanos Obieco, Odesenda y Fernando venden a Diego y a su mujer Prolina, su heredad de Tamayo por diez sueldos de plata”
X P S In Dei nomine. EgoObieco, et ego Oddesenda et ego Fredenando, placuit nobis, espontanias nostras boluntates una pariter bendibimus a tibe, Didaco et ad uxor tua Prolina, nostra ereditatem quas abrimos de nostros parentes in territorio de TAMAYO, in terras, in binias, in pumares, in ortales, in kasas, in omnia nostra ereditatem ubi potueris, tu Didaco et Prolina inbenire et accedimos precio pro ipsa ereditate, ego io (sic) Obieco et Oddesenda et Fredenando, de tibe Didaco et de uxor tua Prolina ……………
12 de febrero del año 1011
“Don Sancho, Conde de Castilla y su mujer Doña Urraca fundan el Monasterio de San Salvador de Oña, ponen por abadesa a su hija Trigidia y hace relación de sus posesiones con que dotan a la Abadía”
Inicio con este relato la referencia más antigua conocida de un hecho histórico y de un lugar llamado TAMAYO, referencia documentada, que en pocos casos de nuestra historia podemos disfrutar.
En el año 967 después de Cristo ya existía el pueblo de TAMAYO. El Monasterio de San Salvador de Oña se construyó con posterioridad sobre un núcleo de población llamado Oña (históricamente se discute su nombre original, Pretonia y posteriormente Omnia)
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