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 TAMAYO EN COLOMBIA

Referencia: revista MUNDO NEGRO Septiembre 1991

 

                             “Evaristo es un negro que vive en el Valle del Chota en las márgenes del río del mismo nombre, que luego viene a llamarse Mira y desemboca en el Pacífico, en el sur de Colombia. En la llanura que bordea el río se asientan una serie de pequeños núcleos de población: Chota, Carpuela, Mascarila, Piquiucho, Juncal….. Uno se olvida que está en plenos Andes ecuatorianos, porque los habitantes de estos pueblos son todos negros.

 

                            Desde la segunda mitad del siglo XVI, los colonos españoles necesitaron mano de obra para sus proyectos de cultivo de vid, olivos, algodón y caña de azúcar. Primero recurrieron a los indígenas de la zona, pero que ……debido al trabajo despiadado al que fueron sometidos, huyeron a la cordillera oriental. El valle empieza a conocerse entre los indios como [valle sangriento].

 

                            Esto les obligó a buscar alternativas y la más viable era la importación de esclavos negros Pero su adquisición era cara. Sólo los jesuitas tenían suficiente solvencia económica para acometer la empresa y así lo hicieron. En 1637 vendieron al Capitan Andrés de Sevilla 24 esclavos adultos, 24 mujeres, 37 niños y 29 niñas…. La memoria de Evaristo es capaz de recorrer bastante camino hacia el pasado, porque es algo [leido] y porque su padre le contó muchas cosas. Puede decir los nombres de los últimos dueños de casi todas las asciendas del valle: los Jácome, los TAMAYO… Chota Chiquita era de Don Miguel Hernandez y de éste pasó al Doctor Cristóbal que fue amo suyo.”

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