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Libro: La memoria del siglo XX. Ona


San Sebastian - Donostia, a 14 de enero de 2015

Es mi intención incluir paulatinamente algunos libros que contienen referencias respecto a Tamayo, con un resumen de su contenido.

En esta ocasión se trata de la historia reciente de Oña, pueblo que administrativamente asume todo lo referente al pueblo de Tamayo

 

LIBRO: LA MEMORIA DEL SIGLO XX. OÑA

Autor: Eduardo Rojo Diez

Gráficas Navarro Pinedo

Libro de 244 páginas que recoge las historias de trece personas de entre 80 y 100 años. Sus testimonios ponen la dosis de humanidad necesaria para comprender la Historia oficial. Sus vivencias, sus penas y alegrías, son el retrato de toda una generación de españoles que conoció los tiempos del cambio e incertidumbre de la Republica, que sufrió las amarguras de la Guerra Civil y que padeció las inhumanas condiciones de vida de los “años del hambre”.

Manuel Oña Ladrera (1912), hijo de Dolores Ladrera (de Tamayo). Presenta una foto de la iglesia de Tamayo con las campanas puestas.

Antonio Aguinaga Martinez (1916)

Felix Pereda Saez y Carmen Garcia Zaldivar (1913 y 1916)

Manuela Gomez Rebolleda (1922)

Maria Rojo Arnaiz (1908)

Pilar Alonso de Prado Ugarte (1908)

Jose Saiz Rojo (1921)

Carmen Angulo Villarias (1911)

Valentina e Isabel Plaza (1920 y 1914): tenía el ganado en Tamayo, en el lugar de Peñas Arriba, donde la ermita de Las Nieves

Pilar Martinez Alonso (1903)

Esperanza Martinez Linaje (1920): Su abuelo Quintin era de Tamayo y su mujer Juana (“la de Tamayo”). Habla de otra Juana en Tamayo, que era la mujer del Romanero.

Felisa Iñiguez Alonso (1917): nacida en Tamayo, en la casa que está enfrente de la iglesia. Su padre era Vicente Iñiguez Arriaga (de Tamayo) y su madre Ceferina Alonso (de Condado). Fueron once hermanos.

En Tamayo se cultivaban cereales, patatas, alubias, etc. Cerezas, manzanas, melocotones, peras, etc. Hacían chacolí (dice que la prensa todavía está en Tamayo). Vendían la fruta en Briviesca, Medina, Villarcayo.

Su padre fue 30 años sacristán en Tamayo con Don Gerardo, Don Cándido, Don Melquiades.

El día de Las Nieves en Tamayo, cuando ya no había cura, eran los jesuitas los que iban a celebrar. A su padre le pagaban diez duros por cantar la misa de Angeles, en latín.

Había una huerta rectoral en Tamayo, que la cuidaba su padre.

En 1931 se van a vivir a Oña porque el pueblo de Tamayo iba a menos. Pero los de Oña iban a comprar a las tiendas de Tamayo, porque para ir a Briviesca había que pasar por Tamayo.

En Tamayo había muchos viñedos y todas las casas tenían bodega (cuevas)

A los de Tamayo les llamaban arrieros.

Su padre trabajaba para los Linaje de Tamayo. Llevaba cerezas  a Santander y traía sardinas.

Cuando la República, los calices, la custodia y todo eso, lo de la iglesia de Tamayo, para que no lo requisaran, estuvo guardado en casa de su padre.

Por la fiesta de Las Nieves, siempre volvían a Tamayo. Su hermano ponía un bar.

Las verjas que hay en la primera puerta para entrar en la iglesia de arriba de  Oña, también son de la iglesia de Tamayo.

Dice que hay muchas cosas de Tamayo en Oña. Hubo un cura que no dejó tabla ni tablilla. Andresin, el de Gallo, le decía: “Reverendo, reverendo….. que te has comprado un coche con los santos de Tamayo”. A su marido le mandó llevar en su camión un escudo de la iglesia de Tamayo a Oña.

Felicia Fernandez Crespo (1904): dice que iban muchos gitanos a Tamayo.

Felipe Rojo Royo

 

Todos ellos hablan de los tipos de empleos, de la situación política, cargos de Oña, de la iglesia, la guerra civil, la cárcel, emigración, jesuitas, política, fiestas de la zona, juegos, 


VI Reunion anual en Tamayo (2014)


VI  REUNION ANUAL EN EL PUEBLO DE TAMAYO (BURGOS-ESPAÑA)

Tal y como estaba programado hicimos este año nuestra reunión en Tamayo, el 9 de agosto de 2014, sábado.

En esta ocasión nos juntamos 20 personas. El día estuvo marcado por la ausencia de Niceto, referencia de los últimos años del pueblo de Tamayo, junto con su mujer Pili y su hijo Ismael, como únicos habitantes residentes en el pueblo. Falleció hace cuatro meses y hasta el final fue un luchador y un buen amigo, con grandes ganas de vivir.

Por ese motivo quisimos hacerle un pequeño homenaje entregándole un recuerdo de nuestra parte a su mujer Pili. Fue un rato emotivo y necesario.

Entre las actividades desarrolladas realizamos la colocación de un cartel explicativo de las características e historia de la iglesia de San Miguel del pueblo, con el fin de informar a todos los visitantes de parte de la historia de nuestro pueblo.

 

Tomamos un buen aperitivo con lo que cada uno llevábamos y nos fuimos a comer a un restaurante del próximo pueblo de Oña, donde disfrutamos  de unos buenos ratos hablando de nuestras experiencias y compartiendo nuestros aspectos comunes.

 

 

 


Jose Pio Tamayo (Venezuela)


Hoy 5 de octubre de 2014 se cumplen 79 años de la muerte de mi tío abuelo José Pío Tamayo y ayer recordamos el décimo tercer  aniversario de la muerte de su sobrino mayor: Luis Miguel Tamayo Tamayo, mi querido y recordado padre. 

El Profesor Marin escribe asi:

LA MALDICIÓN DE PÍO TAMAYO

Luis Marín


 

 

PÍO TAMAYO

UN HOMBRE DESAFORTUNADO

 

De José Pío Tamayo puede decirse con toda propiedad que fue un hombre desafortunado. Ninguna de las empresas que emprendió, fueran económicas, políticas e incluso literarias, arribó a buen puerto. Todas, sin excepción, naufragaron en las tormentas del camino.

 

La tiranía militarista bolivariana de Juan Vicente Gómez lo enterró en vida en el Castillo de Puerto Cabello en 1928 sentenciando que no saldría de allí sino muerto, lo que cumplió a cabalidad porque sólo tuvo una breve dispensa, precursora de lo que hoy llamarían “casa por cárcel”, para morir miserablemente en Barquisimeto el 5 de octubre de 1935, apenas dos meses antes que su verdugo.

 

En todas las culturas existe un personaje, a veces maléfico a veces sólo travieso, como el diablo de la imprenta, un hado o un jorobadito, que tuerce las cosas, trastoca las señalizaciones de la ruta, se burla de pronósticos, frustra nuestras mejores intenciones y genera los resultados más inesperados.

 

En Venezuela, por alguna razón misteriosa, se prefiere atribuir este papel a una “mano peluda” que siempre está interfiriendo desde las sombras para desquiciar el curso del destino o quién sabe si, visto de otro modo, no sea más bien su agente encubierto para lograr que sea lo que tiene que ser.

 

NO ERA UN ESTUDIANTE Y POR TANTO TAMPOCO PERTENECIÓ

 A LA GENERACIÓN DEL 28

 

En el caso de JPT esto es particularmente notorio, considerando que él no aparece a la hora de los homenajes y hasta monumentos conmemorativos de la llamada Generación del 28, con el argumento casi unánime de que “no era un estudiante”. Extremando el argumento, ni siquiera era de esa generación porque ya frisaba los treinta años mientras los demás andaban en sus veinte.

 

Lo curioso es que ese argumento que parece plausible para excluirlo de toda mención, no lo fue al momento de la organización del evento central de la Semana del Estudiante en el Teatro Municipal, en que Pío Tamayo recitó su famoso “Homenaje y demanda del indio”, que produjo tanta conmoción y que, al fin y al cabo, le costó la vida.

 

SIN EMBARGO EN LA SEMANA DEL ESTUDIANTE

FUE QUIEN TOMÓ LA PALABRA EN EL MUNICIPAL

 

¿Qué mano peluda puso a JPT allí, en el centro de la escena, para que dijera lo que dijo? ¿Por qué él y no otro, entre quienes había tantas plumas finas, como la de Andrés Eloy Blanco?

 

Cuenta Isabelita Jiménez Arráiz que le advirtió, cuando le leyó el poema en su casa: “Pío, tú sabes que de allí sales preso”. Y más tarde en una nota clandestina a la prisión: “fíjate que todos los demás salieron y tú te quedaste, eso fue lo que ganaste”.

 

Pero Pío reaccionó muy airadamente al primer comentario: ¡déjate de veletismo! Y a   éste segundo más bien con cierta melancolía, comparándose con aquellos árboles que echan sus semillas al viento, sin saber dónde van a retoñar.

 

Y MURIÓ EN SILENCIO SIN SALVAS, MANIFIESTOS

O DUELOS PÚBLICOS

 

“Así he sido yo. No creas que esto se acaba. Esto, como las flores del samán, va a volar por todo el mundo. Y tú no supiste comprender que así era mi palabra. La palabra de Pio Tamayo está en estos momentos volando por el mundo entero. De manera que mi palabra no ha muerto y va a germinar. Y tú vas a ver que será como el samán que donde menos se espera salen nuevos samanes.”

 

Pero JPT murió en silencio, sin salvas, manifiestos, ni duelos públicos, salvo el de sus antiguos peones que quisieron cargarlo hasta su última residencia en la tierra.

 

CUIDADO CON LOS POETAS

 

El drama es más o menos así: el indio se lamenta de que le han raptado a su novia y suplica a la Reina Beatriz I que mande a sus súbditos, los estudiantes, que vayan a buscarla. Su novia se llama… ¡Libertad!

 

Misteriosamente desde entonces la sociedad venezolana ha descargado sobre los hombros de los estudiantes esta tarea. Son los llamados a buscar la libertad y a ser sus custodios, en un país devastado por sempiternas tiranías militaristas bolivarianas.

 

Esa situación perdura en nuestros días y esa dialéctica de prisión y rebeldía parece ser el sino de nuestra historia, magistralmente simbolizada con su vida y condensada en muy pocas palabras por José Pío Tamayo, con plena conciencia de su trascendencia.

 

SU CÁRCEL FUE EJECUTIVA SIN LA CHARADA DE UN JUICIO

 

Su cárcel fue ejecutiva, sin la charada de un juicio con acusaciones rebuscadas como estilan los militares de hoy en día, sino que fue encerrado arbitrariamente y punto, bajo vagos señalamientos de ser comunista, agente de alguna fuerza antinacional y el todavía más indemostrable de haber traído las huelgas a este país.

 

Pero simultáneamente era repudiado por los comunistas, que entonces todavía abrigaban la pretenciosa idea de contar con una concepción científica de la sociedad y el Estado, por lo que lo despacharon como un iluso idealista.

 

CONDENADO A MUERTE POR COMUNISTA SE DECLARÓ A

SÍ MISMO MILITANTE DE LA IDEALIDAD AVANZADA

 

Sólo muy tardíamente trataron de reivindicarlo como una suerte de precursor del socialismo, basándose sobre todo en sus clases en el Castillo Libertador; pero lo cierto es que él no se definía a sí mismo como comunista sino de “idealidad avanzada”, lo que, por supuesto, era un anatema.

 

Desde los orígenes del pensamiento occidental, los poetas han sido considerados siempre como poco confiables en política, en particular porque privilegian los sentimientos en detrimento de la razón, que es el eje de la acción política.

 

Nada puede estar más alejado del cálculo frío, de la pretensión de un “comunismo científico”; ni igualmente equidistante de la mezquindad acomodaticia de los corifeos del gomecismo. El sino de Pio Tamayo es, pues, la incomodidad, la molesta inquietud que causan aquellos que no pueden encasillarse fácilmente.

 

JAMÁS SE GANÓ UN PREMIO NI FUE OBJETO DE RECONOCIMIENTOS

 

JPT nunca se ganó un premio literario, no fue objeto de homenajes ni reconocimientos, aún en la actualidad, en que la más reciente tiranía militar bolivariana quiso elevarlo de forma oportunista a las honras del  Panteón Nacional, con la manifiesta oposición de sus familiares y amigos, este propósito se extravió en los vericuetos de la burocracia oficial.

 

Igual suerte corrió la solicitud de darle su nombre a la nueva Sala E de la Biblioteca Central de la UCV, donde su Cátedra ha funcionado por más de treinta años. Las autoridades de esta ilustre casa de estudios prefirieron darle el nombre de Francisco de Miranda, esto a pesar de que la antigua Sala E ya se llamaba así, con lo que hay dos salas homónimas y sin contar que así se llama el Estado Federal lindante con la Universidad, la principal avenida central de Caracas y ser éste un militar sin ningún vínculo conocido con la Universidad.

 

Y LA CÁTEDRA QUE LLEVA SU NOMBRE ES EXPULSADA HOY

POR MOTIVOS DE OPINIÓN

 

Ora por presiones del gobierno o quejas de la oposición oficial, las autoridades fueron más allá declarando a la Cátedra Pío Tamayo como un “ente externo” a la UCV, para desembarazarse de la incomodidad que causan las opiniones que allí se ventilan.

 

Debe ser el único caso en la historia universitaria en que toda una Cátedra es expulsada de una Universidad por motivos de opinión.

 

Así que cercano a los 80 años de su muerte, la nube negra sigue gravitando sobre la cabeza de JPT y por lo que se ve, de cualquiera que se le acerque o invoque su nombre.

 

EL ALA LUMINOSA

 

Otro aspecto incomodo que trae el caso de JPT es constatar que aún bajo las tiranías más abyectas hay gente que la pasa estupendamente bien. Aunque haya que reconocer que no sólo bajo el gomecismo existía un ala luminosa, es seguro que puede rastrearse una cáfila de privilegiados a la sombra de cualquier tiranía que haya padecido este país, incluyendo la actual tiranía filo castrista.

 

El más sobresaliente fue por supuesto Arturo Uslar Pietri, que sí era de la generación del 28, pero al contrario de sus compañeros que se debatían entre la cárcel y el exilio, estaba cómodamente en París junto a la legación gomecista y su familia, que vivía en Maracay en la vecindad del tirano, tenía con él una relación intima, más que amistosa.

 

Pero también estaba José Gil Fortoul, paisano de Pío Tamayo, de cuyas diligencias a su favor no existen evidencias y no parece que hayan mejorado su situación en cautiverio sino todo lo contrario,  al parecer las empeoró.

 

Son famosos Laureano Vallenilla Lanz, Pedro Manuel Arcaya; pero sería arduo e injusto tratar de nombrarlos a todos porque siempre quedan muchos fuera y además la cuestión central es desbaratar el mito de que las tiranías militares no gozan de apoyos ilustres e incluso de fervor popular.

 

EL VIVO CONTRASTE ENTRE EL MARTIRIO Y LA EXUBERANCIA

 

Lo cual crea una eterna controversia de carácter moral, porque no se sabe quién tiene al final la razón, si unos u otros: ¿Qué hubiera pasado si JPT hubiera leído un panegírico de JVG como hacían tantos? ¿Hubiera sido más inteligente de su parte? ¿Le hubieran premiado con una beca al exterior en lugar de la feroz persecución que le tocó sufrir? ¿Cuál sería hoy su imagen? ¿Qué partidarios tendría?

 

La sola mención de Pío Tamayo vuelve a plantear ese doloroso dilema: pensemos en los privilegiados de la actual tiranía. Los mismos que persiguen hoy la memoria de JPT, que quisieran borrarlo de todo recuerdo son los que advierten la herida social que representa, el vivo contraste entre el martirio y la exuberancia.

 

JPT desafió a la tiranía de JVG no con las armas, como había sido la costumbre hasta ese momento, sino con la palabra, con el verbo encendido, un enemigo nuevo que incomodaba al régimen y contra el que no estaba preparado para luchar.

 

Esto fue una ruptura con las montoneras propias del siglo XIX, con las intentonas cuartelarías y las invasiones que eran las formas de acción tradicionales, para dar inicio a una nueva concepción de la lucha política, no militarista sino civilizada. Venezuela entraba sin retorno al siglo XX.

 

“SOY UN INDIO TOCUYO, YO”

 

Pero hay otra cuestión embarazosa. Cuando Pío Tamayo tiene la  osadía de pararse en el medio del escenario del Teatro Municipal para decir: “Soy un indio tocuyo, yo”; estaba desafiando también a la buena sociedad, que no era exactamente una aristocracia, pero tenía pretensiones de ascenso, lo que desencajaba con ese discurso.

 

Y este es otro problema de Venezuela, el de una sociedad de castas que no termina de asimilar los valores democráticos, por lo que las relaciones se enredan en hipocresía, impostura y simulación. Las élites no han cedido nada, solo se llevan sus prejuicios racistas a la alcoba y no los ventilan en público para conservar la corrección política.

 

La gran ventaja de Pío Tamayo es que nunca podrá ser el centro de ninguna escuela, ni política ni literaria, las élites no podrán sacarle provecho porque no está dado para el éxito sino para el fracaso, no para el oropel sino para la fría oscuridad del calabozo.

 

ÚTILES PARA SACRIFICARSE, INÚTILES PARA TRIUNFAR

 

“¿Somos simplemente unos líricos, los últimos románticos quizás o somos los revolucionarios sanos de conciencia e infantiles de corazón que necesitan los pueblos, útiles para sacrificarse, inútiles para triunfar, pero indispensables siempre para la mejoría de la humanidad?”

 

EL HIJO DE DIOS RESULTA SER NO EL HOMBRE EXALTADO

SINO EL ESCARNECIDO

 

Una vez más los hijos de apellidos de mucho lustre y abolengo, que abusan del inmenso poder de que disponen para perpetrar el feo vicio del auto-homenaje, le niegan el más mínimo espacio a los “humillados y ofendidos”; no es solo que nieguen el derecho de petición, sino que ni siquiera responden, así sea negativamente, lo que los asemeja más al gobierno títere, que tanto repudian.

 

Misteriosamente, el hijo de Dios resulta ser no el hombre exaltado sino el escarnecido.

 

 

Luis Marín

01/10/14

 

 

 


VI Reunion anual en Tamayo


REUNIÓN ANUAL EN TAMAYO (BURGOS-ESPAÑA)

(pueblo origen del apellido Tamayo)

 

 

VI Reunión anual, 9 de agosto de 2014, sábado, 11,30 h

También este año y por sexto año consecutivo nos juntaremos en Tamayo el próximo día 9 de agosto, sábado.

Tendremos un buen día para contarnos las novedades, acoger a los nuevos que se apunten y charlar un rato, entregar un ejemplar del libro de la historia de Tamayo para el que no lo tenga, y tomarnos un buen aperitivo y el que quiera puede apuntarse a quedarse a comer, que lo haremos en un restaurante de Oña.

Este año, tristemente, tenemos que hacer un pequeño homenaje a nuestro amigo Niceto, que ha vivido hasta el mes de abril en el pueblo de Tamayo, con su mujer Pili y su hijo Ismael, pero ha fallecido y no podrá estar en la reunión de este año, a las que no había faltado hasta ahora. Lo sentimos y por ese motivo entregaremos un recuerdo a su familia, para demostrar nuestro afecto.

Al igual que el año pasado colocamos unos carteles que definen los nombres de las calles del pueblo, este año queremos colocar alguno más, en la iglesia, explicando su estructura e historia.

Se admiten iniciativas para ese día.

Un saludo para todos

 

UNPORTA (unidos por Tamayo)


Niceto, adios a un amigo


Tamayo, a 18 de abril de 2014

 

HA FALLECIDO NICETO

NUESTRO AMIGO EN TAMAYO

 

 

El pasado viernes santo, día 18 de abril de 2014, ha fallecido Niceto Muñoz, que junto con su mujer Pili y su hijo Ismael, viven en Tamayo desde hace veinte años, como única familia habitante en el pueblo.

Desde hacía muchos años, desde que hizo la mili en la zona, le había gustado el pueblo como para vivir su vida en él. Consiguió comprar su actual vivienda a un propietario que residía en Ciudad Real.

El mismo fue construyendo su casa, de la que hemos admirado siempre su cuidada restauración dentro del entorno del pueblo de Tamayo.

Hemos compartido con él muy buenos ratos cada vez que hemos visitado el pueblo, cada vez que nos hemos reunido en él o que hemos acudido para pedirle información, ayuda o un rato de buena charla.

Desde hace tres años que padecía una grave enfermedad que le ha llevado a su final. No ha sido posible su recuperación.

Echaremos en falta su compañía, su amabilidad, su simpatía y su colaboración.

Era nuestro amigo en Tamayo. Estará siempre unido a nuestro pueblo.

Tenía 58 años. Más que nosotros le echarán en falta su mujer Pili y su hijo Ismael, a los que deseamos superen esa ausencia con un gran recuerdo de Niceto.

 

Agur Niceto y gracias

 

 


TAMOGLIA, heraldica y otros


TAMOGLIA

 

SU HERALDICA

 

Nos asombra esta noticia, porque pensábamos en la emigración del apellido Tamayo a muchas regiones del mundo, sobre todo en la época de los conquistadores españoles y de las colonias, pero no habíamos pensado en este tipo de modificación estructural del apellido.

Es bienvenida esta novedad e invitados todos aquellos TAMOGLIA al grupo que formamos en torno a TAMAYO y les haremos participes de nuestras nuevas, noticias, reuniones y demás actividades.

Por cierto que la ubicación principal del apellido TAMOGLIA es en Rivergaro en la región  Piacenza de Italia, y la persona que tenemos de contacto reside en el Principado de Monaco, Marc Tamoglia..

 

 

 

 

 

 

 


TAMOGLIA, antepasados


APELLIDO TAMOGLIA

ANTEPASADOS

Los datos que os presentamos a continuación son el resultado de un gran trabajo realizado por una persona muy relacionada con el apellido Tamoglia y que se ha esforzado en descubrir su origen indagando en los archivos italianos y sobre todo en los de la Parroquia de Rivergaro, Provincia de Piacenza en la Emili-Romaña de Italia. Esta persona es LODOVICO TAMOGLIA. Agradecemos su trabajo y su colaboración.


TAMOGLIA, ORIGEN EN TAMAYO


TAMOGLIA

APELLIDO ORIGINARIO DE ITALIA QUE TIENE SUS RAICES EN EL APELLIDO ESPAÑOL TAMAYO

 

Marc TAMOGLIA nos explica que Antonio Tamayo, originario del pueblo de Oña o Tamayo llegó a Italia donde se asentó en el año 1640 (ver documento de fecha 17 de junio de 1640) y allí se adaptó al idioma italiano, en el que no existe la letra “y” y se transformó en Tamaiko, Tamajo, Tamoglia.

Nos aporta el documento original

 

 

 


Juan José Tamayo premiado


sábado, 18 de enero de 2014

Tamayo recibirá la Medalla de Oro de la "Liga Española Pro Derechos Humanos"

La Asociación quiere reconocer el compromiso y el trabajo intelectual del palentino en favor del diálogo entre las religiones

La Liga Española Pro Derechos Humanos va a entregar el próximo 13 de enero el Diploma y Medalla de Oro al palentino, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid,  Juan José Tamayo Acosta  por su compromiso y trabajo intelectual en favor del diálogo entre las religiones. Pronunciará la laudatio Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la Unesco y presidente de la Fundación Cultura de Paz. El acto tendrá lugar a las 20 horas en la antigua iglesia San Carlos Borromeo (Entrevías, Madrid).
La Liga Española Pro Derechos Humanos es una asociación no gubernamental, apolítica, aconfesional y sin ánimo de lucro, cuyo fin primordial es la defensa y vigilancia de los derechos y las libertades fundamentales.  Es continuadora de la Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, fundada en 1913 con el objetivo de extender y afirmar los derechos individuales inherentes a la personalidad humana, y que tuvo entre sus miembros fundadores a destacados intelectuales, políticos y artistas de la época: Azorín, Dalí, Falla, Azaña, Ortega y Gasset, Miró, Unamuno, Besteiro, Simarro, García Lorca, Américo Castro y Sánchez Albornoz entre otros.
Juan José Tamayo Acosta (7 de octubre de 1946, Amusco, Palencia), es un teólogo español vinculado a la Teología de la Liberación, sobre la que ha trabajado abundantemente. Es secretario general de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII.

 

Juan José Tamayo: El teólogo es una de las voces más críticas con la jerarquía eclesiástica actual. «Yo creo que el Estado laico es el que mejor protege la libertad de los ciudadanos y muy especialmente la religiosa», afirma en Otra teología es posible, donde plantea la necesidad de que las religiones y, especialmente el cristianismo, «cambien de rumbo, de lugar social». Además, sostiene que «el neoliberalismo actúa como una religión monoteísta que profesa la fe en el dogma del mercado, donde no hay lugar para la gratuidad, la compasión o el compartir», y apuesta por el «diálogo intercultural, interreligioso e interétnico».
Nacido en 1946 en Amusco, Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III de Madrid y ha publicado más de cincuenta libros, muchos de ellos traducidos a varios idiomas. Su obra Dios y Jesús fue declarada herética el 10 de enero de 2003 por la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe que entonces presidía el cardenal Joseph Ratzinger, actual Papa Benedicto XVI
.

 


Homenaje a Augusto Tamayo


HOMENAJE REALIZADO A AUGUSTO CON LA DEDICACIÓN DE UN PARQUE Y UN BUSTO EN AREQUIPA

4 DE ENERO DE 2014

 

AUGUSTO TAMAYO MÖLLER

1875-1936

 

Pionero de las telecomunicaciones en el Perú

Una vez más la familia de Augusto Tamayo Möller y la Municipalidad de San Isidro se reúnen para rendir homenaje al que fuera el iniciador y pionero de las telecomunicaciones en el Perú, al establecer la primer comunicación radiotelegráfica entre la ciudad de Lima e Iquitos y construir la base del sistema de las telecomunicaciones en el país, sistema que devendría en el entramado comunicacional de la radio, la televisión y la comunicación digital de la actualidad. Una vez más los descendientes del ingeniero Tamayo Möller se ven en el compromiso de expresar su más sincero agradecimiento a los funcionarios de la Municipalidad de San Isidro y en especial a su Alcalde Raúl Cantella Salaverry por esta renovada demostración del reconocimiento que manifiesta dicha institución por quien fuera principal fundador de las comunicaciones en el Perú.

Se sostiene reiteradamente hoy en día que sufre el país de una relativa incapacidad de generar lo que se denomina innovación y tecnología. Se afirma, correctamente, que dicha insolvencia tecnológica afecta la capacidad del país de acelerar y consolidar su progreso económico, social y cultural. Faltaría, se piensa, un más sostenido estímulo de las habilidades creativas que conducen al mejoramiento de los procesos productivos del país. Eso no siempre fue así.

Entre 1890 y 1930, tal vez acicateados por la terrible desgracia de la Guerra del Pacífico, un numeroso grupo de peruanos de entonces, con pulcra formación académica, e imbuidos del espíritu positivista de la época, se abocaron con tesón, inteligencia, entrega,  perseverancia y disciplina a la reconstrucción del país. Ejecutores de esa esforzada reconstrucción fueron los ingenieros, científicos, técnicos y médicos de dos o tres de las generaciones más importantes que en el terreno tecnológico e innovador han existido en el Perú.

Tiene todavía el país una deuda de reconocimiento y gratitud con ese grupo de hombres que, por casi 40 años, construye caminos, eleva torres eléctricas, desarrolla irrigaciones, excava minas, tiende vías de tren y construye maquinaria en todos los ámbitos productivos e industriales del Perú.  

Hoy, parte de esa deuda de reconocimiento, es saldada generosamente por la Municipalidad de San Isidro al inaugurar el monumento consagrado a la memoria del ingeniero Augusto Tamayo Möller y bautizar este hermoso parque con su nombre.

Nace Augusto Tamayo Möller en Arequipa el 20 de Febrero de 1875, hijo del también ingeniero Augusto Tamayo Chocano y de Guillermina Möller Sojo Vallejo. Fue su padre Augusto Tamayo Chocano alcalde de Arequipa, constructor de la arquería de su plaza, diseñador del sistema de agua que la suple, ingeniero constructor del Ferrocarril Arequipa Mollendo, e ingeniero asimilado al ejército durante los aciagos años de la Guerra con Chile en los que tuvo el encargo de fortificar el puerto de Mollendo para que las tropas enemigas no pudieran desembarcar en él. Al terminar la guerra y realizando trabajos en una apartada mina de la provincia de Caylloma, llamada Cuchilladas, a más de 4,000 metros de altura, muere de una pulmonía fulminante en 1892.

 

Augusto Tamayo Möller  hizo estudios primarios y secundarios en las minas donde su padre era ingeniero. Allí, entre los laboratorios de ensayes y los socavones de las minas que recorre acompañando a su padre, Augusto Enrique Tamayo Möller desde los 7 hasta los 15 años se educa y se familiariza con los conceptos y prácticas de la ingeniería de Minas y Caminos. El padre, de carácter apacible y sereno, le comunica no solo los rudimentos de la ingeniería sino que le inculca, con la palabra y el ejemplo, el amor por la ciencia y en particular por la astronomía, por la que guardará especial cariño hasta el final de sus días.  Recibidas las lecciones del padre en los asientos mineros, viaja Augusto Enrique con su hermano Manuel Oswaldo a rendir sus exámenes los finales de año al Colegio Nacional de la Independencia Americana en Arequipa.

 

El viaje a Arequipa también es aprovechado para que Augusto reciba las espaciadas clases de piano que ha venido recibiendo desde los cuatro años con el que después fuera destacado músico arequipeño Luis Dunker Lavalle. Con el tiempo irá perfeccionando su habilidad no solo en la ejecución del piano y la guitarra clásica sino en la composición. Queda por lo menos una partitura escrita por él hacia 1920 titulada “Interpelaciones” composición en la que, dentro de la formalidad clásica de un vals vienés, introduce sutilmente cierta sonoridad peruana, fusión musical muy en boga en esos años.

 

Rendidos los exámenes y en general satisfechos con los resultados de los mismos, los jóvenes Tamayo Möller emprenden el regreso a la mina “Cuchilladas” donde está el padre a cargo de la extracción minera.

 

La mina es fuente de innumerables y enriquecedoras experiencias para estos dos jóvenes despiertos e inteligentes, pero también resulta propiciadora inevitable de sentimientos de soledad y de encierro. Por un lado es campo para el disfrute de aventuras y para el despliegue de la fantasía juvenil, pero por otro, es instaladora de una suerte de melancolía, de introversión en el espíritu. La madre, de fuerte carácter germánico, agregará una nota determinante en la forjación de sus caracteres al inculcarles un ajustado sentido de la disciplina y la responsabilidad, al mismo tiempo que la entereza y perseverancia necesarias  para enfrentar una vida tan áspera desde tan niños. Gozando solo a cuentagotas de las distracciones de una ciudad, especialmente de una tan amable y alegre como Arequipa, los jóvenes Tamayo se forman en un ambiente de austeridad, resolución y trabajo. El carácter de ambos revelará en su vida posterior las huellas de ese estricto sentido de la disciplina personal que quedara indeleble en sus conciencias.

 

Pero si la madre fue el acicate del deber, el padre lo fue del descubrimiento. En la búsqueda natural del niño por encontrar estímulos, tuvieron en ese padre afable y tierno una constante fuente de asombro y conocimiento. El padre, lleno de intereses él mismo, supo despertar en sus hijos no sólo el interés sino la pasión por el saber, la ciencia y la naturaleza. Algunas aficiones por él inculcadas perduran en los jóvenes Tamayo toda la vida. Una de ellas es la afición por la observación y medición de los desplazamientos celestes. El contemplar las estrellas se convierte para estos jóvenes en el equivalente de lo que es la televisión o la computadora para el joven de hoy. En muchos de los informes, relatos o recuentos de sus actividades profesionales posteriores hay constantemente una referencia al goce que significa en las noches -acabada la labor del día- el sacar el sextante y medir los desplazamientos y las ubicaciones estelares. Hay casi una especie de enamoramiento expresado en algunos textos posteriores de Augusto Tamayo Möller por algunas estrellas del firmamento que parecieran ser sus “favoritas”, tal como un adolescente contemporáneo puede sentir favoritismos particulares por estrellas del fútbol o del espectáculo. El padre es,  en el caso de estos jóvenes, modelo vital, ejemplo y formador impecable. En el caso de Augusto  y Manuel Tamayo Möller las razones de su vocación por la ciencia no resultan un misterio.

 

Para 1892 el rigor de la vida en las alturas y el desgaste físico que produce el trabajo en minas han venido debilitando al ingeniero Tamayo Chocano que cae enfermo de pulmonía. Siendo precaria la atención que puede recibir en el campamento, la angustiada pero determinada esposa Guillermina toma la difícil decisión de llevarlo en camilla hasta Arequipa, buscando salvarlo de una condición crítica. El viaje de cuatro días -en que la esposa a pie, acompañada de su joven hijo de 16 años y de sus cinco menores hermanos, traslada al marido casi agonizante en una camilla llevada por cuatro cargadores- implica atravesar las desoladas  punas y pampas de las serranías de Arequipa.  El esfuerzo es demasiado y el ingeniero Tamayo Chocano muere en el viaje a los 42 años. Allí, sobre la pampa de Sumbay, la familia vela al padre muerto y Augusto Tamayo Möller recibe el encargo implícito, a sus dieciséis años, de hacerse responsable por esa madre y esos hermanos.

 

La muerte del padre es para todo hombre momento de crisis, de quiebre y de cambio. A cualquier edad significa el enfrentamiento abrupto con el propio destino y con las propias responsabilidades. Momento crucial en que debe aceptarse dolorosamente que no habrá ya más la guía y el apoyo de esa fundamental figura protectora. Si sucede a los dieciséis años, edad de desazón en sí misma, el sentimiento de orfandad y de desconcierto es intenso y frente a él o se reacciona con firmeza o se cae en una perniciosa desorientación. 

 

Llegados a Arequipa la familia, como reacción ante la pérdida, se reagrupa y se organiza alrededor de la madre viuda. Después de solo algunas semanas en Arequipa para resolver los asuntos de la viudez, de la herencia y de las propiedades, viajan y se instalan en Lima para que el hijo hombre mayor Augusto Enrique inicie sus estudios de ingeniería en la Escuela Nacional de Ingenieros, mientras que el segundo, Manuel Oswaldo, ingrese al siguiente año a la Universidad de San Marcos a estudiar medicina.

 

La infancia se ha cerrado con una nota trágica pero se abre ahora, con el entusiasmo que brota con naturalidad en el hombre joven, una nueva etapa.

 

Augusto Tamayo Möller ingresa en 1892 a la Escuela de Ingenieros. Allí se encuentra con profesores – en realidad muchos de ellos fundadores de la Escuela de Ingenieros- de la categoría de Francisco Alayza Paz Soldán en el curso de Topografía, Federico Villareal en el de caminos y puentes, Teodoro Elmore en Arquitectura y Dibujo y José Sebastián Barranca en Metalurgia General. Con todos ellos y especialmente con el director  y creador de la Escuela, Eduardo de Habich y con su hijo Edmundo de Habich, guardaría  Augusto Tamayo Möller una larga y afectuosa amistad. Así como con muchos de los alumnos y graduados de la Escuela entre los que destacan Michel Fort, Rodolfo Zavala, Adolfo Bustamante y Antonio Graña, compañeros de estudio y después de trabajo en el Camino del Pichis.

 

El espíritu de esfuerzo y la tenacidad desplegada por los fundadores y primeros profesores en la creación e implementación de la Escuela en sus años iniciales, y que los lleva igualmente a su tenaz reconstrucción después del saqueo de la invasión chilena, se mantiene vivo durante los años finales del siglo XIX y principios del XX.  Es en ese espíritu que Tamayo Möller se forma y adquiere los conocimientos de su carrera.

 

Adulto ya, decide asumir la forma inglesa y firma su nombre Augusto E. Tamayo, que es como se le conoce públicamente desde entonces. Su título de ingeniero y agrimensor  de minas, expedido en 1897, contiene su firma y la del Director de la Escuela Eduardo de Habich.

 

El 1° de junio de 1897, a los 22 años y apenas graduado de la Escuela de Ingenieros, el ingeniero Augusto E. Tamayo es nombrado Ayudante de la Vía Central o, como también se le conoce, el “Camino del Pichis”, haciendo referencia a uno de los  ríos que domina la región central de los valles que penetran hacia la Amazonía en la zona central del Perú. En los archivos de la dirección de Fomento pueden encontrarse las resoluciones correspondientes a los trabajos de la referida Vía en los que le cabe al joven Ingeniero Tamayo participación profesional. Muy buenas habrán sido las notas de Tamayo o muy consideradas sus capacidades para obtener tan rápidamente un puesto semejante en la administración pública de la época.

 

La Vía del Pichis, fundamental obra del Gobierno del Presidente Nicolás de Piérola, proyectada desde años antes pero iniciada formalmente en 1896 y asumida por el Ministerio de Fomento de ese entonces, es uno de los ramales principales de la red de caminos con la cual el Estado Peruano espera integrar al país, permitiendo la colonización de regiones inhabitadas del Perú.

 

El trabajo en el camino del Pichis es arduo e intenso. En los informes anuales publicados por el  Ministerio de Fomento en los años 1897, 1898 y 1899 están recopiladas una enorme cantidad de comunicaciones, oficios, informes técnicos y memoriales enviados por el ingeniero Tamayo a diversas instancias y autoridades.

 

En la laboriosa tarea de construcción de ese segmento del camino entre San Carlos y San Nicolás pasa el Ingeniero Tamayo el año de 1898. Los numerosos informes que envía y que recibe, hablan de un trabajo hecho casi sin descanso en el que las labores de construcción y de supervisión de las obligaciones de los contratistas lo tienen yendo y viniendo entre los diversos campamentos del Camino. Revelan igualmente una dedicación y una entrega total al trabajo encomendado. Pero detrás de la seriedad y del rigor técnico, detrás de la determinación absoluta por un correcto cumplimiento profesional, detrás de las dificultades y vicisitudes descritas, se respira en lo escrito por él una suerte de regocijo y de placer por estar donde está y de estar haciendo lo que hace. Aun cuando pormenoriza los obstáculos que por momentos parecen insalvables, detrás de la natural preocupación que despiertan, se descubre una fruición, un deleite en estar allí y de enfrentar el reto.

 

Para 1901 Augusto E. Tamayo ya es uno de los ingenieros en jefe del Camino.

 

 

El ingeniero Tamayo, primero sentado a la derecha, con el equipo de constructores de la vía del Pichis.

 

Es, sin embargo, en 1901 que el Ingeniero Tamayo sufre un terrible accidente que casi le cuesta la vida. Es marzo y los ríos sufren una de las últimas crecidas del año. Una de ellas es tan violenta que las aguas del río Paucartambo, cargadas además de troncos y maleza, comienzan a golpear contra las bases de uno de los puentes que lo cruzan, socavando sus cimientos. El río ruge bajo la incesante lluvia todo el día y toda la noche. Cunde la angustia entre los ingenieros y los operarios. El puente resiste una y otra arremetida de las aguas pero a las dos o tres horas del segundo día la fuerza de la crecida hace trepidar las bases y el puente se desploma en un crujir de cables y maderas. 

 

A los dos días, en las faenas de reconstrucción de los puentes caídos, que se inicia de inmediato, al ceder el terreno saturado de agua del lado exterior de una trocha, cae el Ingeniero Tamayo en una profunda hondonada y queda inconsciente. Trasladado en camilla hasta el campamento “Tunque” se le hacen algunas limpiezas superficiales y es después trasladado en coma hasta La Merced, atravesando el bosque en camilla llevada por una pequeña procesión de operarios y lugareños. En La Merced es tratado en el Hospital de la ciudad, pero no logra salir de la inconsciencia por muchos días.  Las convulsiones empiezan a ceder muy lentamente y se espera la llegada de su hermano Manuel, convertido ya en eminente médico, que ha anunciado su partida de Lima. Sin embargo a los pocos meses está ya completamente recuperado y repuesto en su cargo del camino del Pichis.

 

En 1903 recibe el encargo de realizar un estudio de las colonias de Oxapampa y del Pozuzo y las vertientes del Pichis y del Palcazu. Durante un año se interna en esas zonas, por ese entonces remotas del país y el Ministerio de Gobierno publica en 1904 el resultado completo de sus estudios con valiosa documentación de cartas geográficas y de niveles, así como de informes del Ingeniero Tamayo. Es en ese texto que el ingeniero revela, además de conocimiento científico y de precisión expositiva,  un estilo literario propio y personal.

 

 

En 1907 es nombrado Jefe General de Comunicaciones al Oriente, bajo el Gobierno de José Pardo y en tal sentido recibe el encargo de supervisar  los trabajos iniciales que la empresa alemana Telefunken hace en el Ucayali para establecer la radiotelegrafía en el Perú.

 

La radiotelegrafía es en la primera década de 1900 todavía una novedad. Descubierta por Guillermo Marconi, significa un adelanto tecnológico sorprendente: la posibilidad de la comunicación a la distancia, por vía de las ondas electromagnéticas. Ya no se necesita más, a partir de ella, el tender larguísimos y muy complejos sistemas de cables para la transmisión de información telegráfica. La información circula por el éter, por la atmósfera o por el espacio vacío  solo por un impulso electromagnético que es captado a muchísima distancia

 

La radiotelegrafía se ha ido instalando en muchos lugares del mundo pero en América Latina su desarrollo es incipiente. El gobierno peruano se empeña en su implantación como factor determinante del desarrollo de la Nación

 

Convocado para dicha obra el Ingeniero Tamayo realiza una extraordinaria tarea de transporte y equipamiento a la vez que estudia al lado de los ingenieros alemanes los nuevos sistemas de la llamada telegrafía sin hilos. Simultáneamente y como Ingeniero en Jefe de las comunicaciones al Oriente construye el puente de Acero de Utcuyacu y los nuevos puentes colgantes de Capelo y San Carlos en La Merced, a más de importantes modificaciones en la Vía del Pichis y de realizar estudios diversos para nuevos accesos a la Selva, especialmente por la Cadena de San Martín.

 

Pero desde  1910 se dedica con absoluto ahínco y determinación a establecer la comunicación radiotelegráfica directa entre Lima e Iquitos. Dicho objetivo había sido cuestionado por los técnicos alemanes que consideraban inviable dicha comunicación ya que la masa de los Andes funcionaria –según ellos- como una gigantesca pared que detendría la traslación de las ondas. El mismísimo Marconi había fracasado en una operación similar en el norte del África. Debido a ello la empresa contratista, la Telefunken de Alemania, se negaba a asumir responsabilidad por el resultado.

 

El ingeniero Tamayo, que llevaba ya varios años especializándose en el tema y habiendo realizado estudios en la propia selva y en los barcos alemanes "Heluan" y "Holger" que traían nuevos sistemas de  comunicación radiotelegráfica, en los cuales al afinar la longitud de onda alcanzaba a trasmitirse la señal más lejos y superando obstáculos antes considerados imposibles, le llevan a proponer al Gobierno y bajo su responsabilidad la  comunicación entre Lima e Iquitos con solo dos torres de transmisión y recepción, en ambas ciudades. Dicha comunicación  resultaba entonces vital para la vinculación e integración geopolítica del Estado Peruano y la hoya amazónica.

 

Aceptada su propuesta -contra el parecer de los técnicos alemanes- el ingeniero Tamayo se dedicó durante el año de 1911 a crear los sistemas, desarrollar la tecnológica y organizar la logística que permitiera la construcción de ambas torres de transmisión. El lugar elegido para la antena de Lima fue el cerro San Cristóbal, el punto más alto de la ciudad. Allí se construyó la caseta de transmisión y se instalaron los equipos radiotelegráficos 

 

El 16 de junio de 1912 subió lentamente a caballo el cerro San Cristóbal la comitiva presidencial con Augusto B Leguía a la cabeza. El acto inaugural de la comunicación con el oriente había despertado enorme expectativa y había público aglomerado desde las faldas del cerro hasta la cima, donde se alzaba la torre de transmisión. A las cuatro de la tarde el Presidente de la República, con la aprehensión del posible fracaso en ciernes, mandó un mensaje al Prefecto de  Iquitos y el Alcalde de Lima le envió otro al Burgomaestre de Iquitos. Tras algunos minutos de silencio y suspenso fueron recibidos los respectivos mensajes de respuesta. La comunicación entre Lima e Iquitos se había alcanzado, la señal había logrado superar las vastas extensiones de la selva amazónica y los altos contrafuertes de los Andes peruanos.  La multitud estalló en aplausos. Tras comunicarse con Iquitos la Estación de San Cristóbal se comunicó con Buenos Aires, Manaos y Belén do Para en el Brasil. Los días siguientes Lima estaba conectada, por la radiotelegrafía, la telegrafía sin hilos como se la llamaba, con el mundo entero. La señal electromagnética de comunicación, la que después serviría para la transmisión de la radio y la televisión había sido instalada y funcionaba perfectamente en el Perú.

 

Al día siguiente de la inauguración del servicio, los diarios limeños sin excepción dedicaron páginas enteras a destacar el acontecimiento. La Municipalidad de Lima otorgó una medalla de oro al ingeniero Tamayo y sus colegas le ofrecieron un suntuoso banquete. Las felicitaciones llegaron de todas partes del mundo. El hecho fue comentado por la prensa mundial. Pueden revisarse aun los diversos periódicos americanos y alemanes que comentaron el acontecimiento. La empresa Telefunken resaltó en un folleto la obra de Tamayo como uno de los mayores acontecimientos mundiales en las comunicaciones de la época y le ofreció un alto cargo en su Central de Alemania que Tamayo rehusó aceptar.

   

 

Banquete en honor de Augusto Tamayo Möller, celebrando la fecha histórica de la inauguración de las telecomunicaciones en el país.

 

Después del éxito de 1912 con las instalaciones de San Cristóbal en Lima e Itaya en Iquitos, el Ing. Tamayo construyó las Estaciones Inalámbricas de Ilo en Moquegua, Cachendo en Arequipa, Buenos Aires en La Libertad y Villa de Eten en Lambayeque.

 

Después, ya en el gobierno de Guillermo Billinguhrst, el Ingeniero Augusto Tamayo Möller es nombrado director General de Correos y Telégrafos

 

Sin embargo, en 1919,  al acceder un nuevo gobierno que devendría en dicatorial, defendió al personal especializado que había trabajado a sus órdenes y como no fue satisfecho en sus demandas renunció al cargo de Jefe General del Servicio Radiotelegráfico. Con imaginable decepción abandona el ámbito de trabajo al que había dedicado su mejor esfuerzo.

 


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Mort 23 décembre 1885